Como dice Rumi, somos una casa de huéspedes. Nuestra mente debe estar abierta a lo que llegue. Todos nosotros deberíamos vivir abiertos/as, nuestro cuerpo, nuestra alma… Abiertos/as a la vida, permitiendo que lo que tenga que ser, sea.
¿Qué ocurre? Que muchas veces tratamos de controlar y de evitar (experiencias, personas, situaciones…), desde el miedo a sentir rechazo, abandono…, dolor. Tratamos de controlar nuestras emociones y nuestros pensamientos. Y ni las emociones ni los pensamientos pueden controlarse. Puedes probar a hacerlo y, te aseguro, que acabarás sufriendo.
Si nos abrimos a las emociones, experimentamos que nada malo nos pasa; simplemente sentimos. Si etiquetamos a la emoción como “inadecuada”, entonces sufrimos.
Los pensamientos llegan a nuestra mente de manera automática. No podemos evitar que aparezcan (sería como tratar de parar la lluvia o impedir que saliera el sol), pero sí podemos aprender a gestionarlos en el caso de que nos hagan sufrir.
De esta forma, nos convertimos en una maravillosa casa de huéspedes, donde todos son bienvenidos a alojarse, porque ya no vivimos desde el miedo, sino desde la seguridad de que todo aquello que venga me va a ayudar a crecer, y que yo voy a ser capaz de gestionarlo. Llegado el momento, nuestros huéspedes abandonarán amablemente nuestro hogar, y nos sentiremos profundamente agradecidos por su visita.
Hoy quería compartir con vosotros/as este bello poema de Rumi:
LA CASA DE HUÉSPEDES
Rumi (1207-1273)
El ser humano es una casa de huéspedes.
Cada mañana llega un nuevo visitante.
Una alegría, una depresión, una mezquindad,
una toma de conciencia momentánea
llega como una visita inesperada.
¡Dales la bienvenida y agasájalos a todos!
Incluso si son una turba de tristezas
que violentamente vacían tu casa
de todos sus muebles,
aún así, trata a cada huésped honorablemente.
Puede que esté limpiándote para dejar sitio
a algún nuevo gozo.
El pensamiento sombrío, la vergüenza, la malicia,
recíbelos en la puerta riéndote,
e invítalos a entrar.
Agradece que llegue cualquiera,
Porque cada uno ha sido enviado
como un guía desde el más allá.
Ainara
